Vocacional

El seguimiento de los futuros padres y hermanos redentoristas es una tarea primordial para la Congregación. A fin de cuentas, jamás se puede perder el objetivo de despertar nuevas y santas vocaciones. La invitación que resonó en el corazón de los Apóstoles para ser pescadores de hombres aún hoy es hecha a muchos hombres y mujeres.

Para ayudar al vacacionado en el proceso de discernimiento, cada provincia redentorista mantiene un trabajo dirigido para la animación vocacional. En San Pablo, existe el Secretariado Vocacional Redentorista que actúa exclusivamente para este trabajo, pero todos los Misionarios Redentoristas deben ser agentes vocacionales.

El objetivo fundamental de la formación redentorista es el mismo: preparación para la consagración religiosa (dedicación de la vida a Dios) y para la misión redentorista en el servicio a la Iglesia y a la Congregación.

En el proceso de discernimiento vocacional son alcanzados jóvenes a partir de los 15 años hasta la edad adulta. En este itinerario todos pasan por cuatro etapas básicas que componen la formación inicial: aspirantado, postulantado, noviciado y juniorato.

José Augusto de Lima

Los candidatos a padres y a hermanos recorren caminos diferentes durante su formación. La base religiosa es común, pero hay una diferenciación durante la vida académica. No obstante, el objetivo fundamental de la formación redentorista es el mismo: preparación para la consagración religiosa (dedicación de la vida a Dios) y para la misión redentorista en el servicio a la Iglesia y a la Congregación.

En el caso que el joven no se adapte al proceso formativo, por cualquier motivo, es aconsejado a seguir su formación en otra congregación o diócesis, o a ser un lego comprometido en su comunidad pues, de esta forma, también estará siendo un mensajero de la Buena Nueva del Reino.